Bertrand Ndongo responde a la ‘guapa’ Yolanda Díaz por su último esperpento: “No ha dicho la verdad”

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Bertrand Ndongo ha salido al paso del último esperpento protagonizado por la vicepresidenta de Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

La líder de Sumar contó en La SER que un periodista la había “acosado” por llamarle “guapa” en el patio del Congreso de los Diputados. En su intervención no mencionó el nombre del profesional de la información que habría tenido semejante atrevimiento.

“La ministra de Trabajo está que trina, está con un cabreo del copón. Denuncia el acoso de un periodista que cometió la barbaridad, la desfachatez, la locura de decirle a la ministra según cuenta ella siempre, Alfonso, y que lo cuenta hay que creerle la mitad, dice que el periodista restó importancia a la intervención brillante que había tenido y que se paró en su belleza. Y tome atrevo a decir que Yolanda tiene de guapa lo que yo tengo de rubio. Pero bueno, para gustos los colores”.

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Pues bien, ya sabemos quién es esa persona: Bertrand Ndongo. Nuestro reportero ha participado en el ‘24×7’ de Alfonso Rojo para comentar las declaraciones de la ministra y para recordar cómo fue el momento que describió Díaz.

“Yolanda no ha dicho la verdad, el que le dijo eso fui yo. Yoli, lo que te dije es que cada día parecías más rica. No te dije que parecías más guapa”.

Ndongo considera que es “terrible” el papelón de la líder de Sumar y retrata el doble rasero de la izquierda con estos temas. Al recordar que la misma Díaz no hizo nada ante los manifiestos comportamientos machistas y presuntas agresiones sexuales de su exportavoz Íñigo Errejón y de Juan CarlosMonedero.

Luego de esta ‘confesión’ de Ndongo, Rojo no aguantó y se despachó con todo contra el esperpento de la líder de Sumar, afirmando que hay tres razones por las cuales la ministra suele hacer estos ‘papelones’.

“En primer lugar, tiene aserrín por cerebro. La segunda, que de tanto ir a la peluquería el calor del secador le ha quemado la mitad de las neuronas. Y la tercera, ha sido el efecto del tinte. Hay que ser mamarracha para decir semejante gilipollez y que el de La SER, que estaba enfrente, n ole dijera ‘pero Yoli, por Dios’. Hacía así como los japoneses cuando comen sopa. Es una soplapollez integral. Y que esto tenga curso una vergüenza”.